miércoles, abril 08, 2009

Nueva York sin Queso (Soledad)

El local estaba repleto de humo. Los que allí existían habían venido a beber y a follar. Unos lo hacían por tratar de coronar una semana terrible, otros simplemente por inercia; dejaban anclada allí su tristeza y se convertían en cadáveres echados a un mismo rio. Todos conocíamos aquel lugar como la Casa Azul, pues era el único sitio de la ciudad dónde podías subir al cielo y hablar con Dios; las iglesias no estaban hechas para nosotros, o al menos no para nuestros horarios. En el piso superior quedaban las habitaciones privadas y las curas de alma. Ese era el auténtico purgatorio.
Por encima de todo sobresalía Soledad. Después de eso, lo demás dejaba de importante. Decían de ella que había nacido la noche de la gran tormenta y que por eso en sus ojos negros parecía dibujarse la figura de un lejano rayo verde. Sus piernas eran una larga carretera secundaria que cruzaba el planeta de lado a lado arrastrando con ella cualquier cosa que un hombre pudiese desear. Había venido al mundo a oscuras y todavía nadie había conseguido prender su luz de nuevo. Sin embargo, todo cambió el día que conoció a Dinamita.
Él venía de arrebatar el título a Sugar Ray después de un combate antológico, aunque al verle allí parado, mirando los ojos de Soledad cualquiera lo hubiese dicho. En realidad, se asemejaba más a un niño saliendo del jardín de infancia buscando una mano familiar que a un tipo que
acaba de hacer llorar a un hombre de 120 kilos.
Esa noche lo vi claro, ella sería la única que conseguiría noquear al campeón y, por supuesto, no le haría falta ni un solo golpe.

2 comentarios:

Nacho dijo...

Grande, enorme...

Espero saber más de Dinamita y Soledad, me has dejado con ganas de más relato. Muy bueno, complejo y lírico.
Enhorabuena amigo.

Abrazos y pásalo bien por la bella Francia.

PD: Tengo tu puré de no sé qué, creo que será devorado para evitar que se pierda. Lo siento, siempre te dejas algo en mi casa.

Sergio dijo...

Ay mi buen amigo...siempre me dejo cosas en tu casa por que en ella me siento también en casa...
Me alegran tus elogios, seguiremos en combate.....