domingo, abril 19, 2009
En el Backstage
Tragedia
Un héroe trágico desembarcó en Valencia, con su melena ondeando venció a su destino fatal y consiguió conquistar la ciudad y sus habitantes. Como armas sólo su melodía y su voz susurrante; como tropa, unos fieles mercenarios de la música que secundaban con altura la misión que les había sido encomendada. Nacho Vegas había llegado, algunos afortunados nos poníamos a sus pies en la Sala Mirror, nos rendimos sin condición en cuanto sonaron los primeros compases.
Con un pitillo en sus labios, con el humo envolviéndole formando una especie de aura se presentó Nacho tras hacernos esperar casi media hora. Por supuesto no se disculpó, ni tan siquiera saludó, simplemente se puso a hacer lo que mejor sabe: tocar. La presencia de este artista resultó arrolladora, no necesitó decir nada, sólo plantarse en el escenario y desgranar su lírica. Curiosamente, para lo que suele ser la sala y para la capacidad de Vegas, la voz sonó envolvente, cálida y en alguna ocasión incluso rotunda. Al mando de su banda, rasgando su guitarra acústica, nos dirigió a donde deseaba, al pasado, la melancolía, al terreno de los amores olvidados, de las noches eternas y de la juventud perdida. Parapetado tras su pelo y una presencia que por si sola llenaba el escenario, descargó hora y media de concierto que pasó como un suspiro. Nos entregó su corazón en una nube de humo, letras eternas que transcurrían como una película en la que nos vimos inmersos sin remisión.
En el terreno musical el conjunto sonó completo y seguro, en ningún momento titubearon ni dejaron campo a la duda. Nacho estaba al frente y nada había quedado al azar, todos encajaban sin altibajos, mecían la sala a golpe de talento y calidad. Destacaba el guitarra que escudó en todo momento al asturiano, reservándose en algunos instantes cierto protagonismo justificado por su calidad a las seis cuerdas. Este segundo que no quería ser primero otorgó el punto eléctrico que acercó la literatura de Vegas a todos los que estábamos expectantes y a la espera de otra estrofa que nos provocase un escalofrío. Otra curiosidad fue la guitarra hawaiana que daba el toque folk necesario para llevarnos hasta la épica. En su enorme generosidad Nacho brindó un espacio para que Manolo Tarancón le acompañase en uno de los temas, éste desaprovechó la oportunidad regalada y su voz naufragó estrepitosamente en el vendaval que había levantado Vegas. Con todo hay que reconocerle las agallas para subirse al escenario junto a un gigante como Nacho.
Para alguien como yo, prácticamente virgen en el terreno de este artista, el recital fue todo un descubrimiento que me conectó con viejos tiempos y me abrió la puerta para idolatrar a este héroe trágico que se enfrenta con sus demonios cada vez que coge la guitarra y susurra su poesía. Quedé extasiado por su presencia, por su forma de manejarse, por su falta de consideración y por la gratitud con la que se entregó sin remisión al público que le aclamaba. Sólo puedo recomendar a todos los que tengan la oportunidad de verle que no dejen pasar la ocasión, no saldrán defraudados y disfrutarán de la añoranza y la composición de Nacho. Al final, como no podía ser de otra manera se fue, no se despidió, sólo escupió otro cigarro y vimos como su estampa melenuda se escapaba por la puerta de atrás.
Estaremos esperando tu regreso. Hasta siempre.
Nacho Valdés
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6 comentarios:
El desgarro de tu escrito, coincide plenamente con la descripción que haces de la música de este artista.
Narración oscura, pero melódica, con frases lacónicas y trágicas, haciendo honor al título de tu artículo.
No conozco a este artista, aunque me parece muy atractivo verle en directo, con un cigarrito y una rubia en la mano.
Quizás solo, al menos en algunos momentos, para resarcirme con él, y de él; como los buenos héroes trágicos.
Un abrazo fuerte.
Jamás he escuchado nada de lo que parece ser este genial artista ¿Algún CD recomendable para empezar con el?
Bueno...gran crónica de lo acontecido hace unas noches en Roxy. Vegas dispone de un discurso sólido y creible. Subió al escenario, vomitó sus fantasmas convertidos en canciones y se marchó. Y dejó tras de si un halo literario y maldito que caló hondo en los presentes.
En fin, una buena noche que a fin de cuentas ya es una suerte en estos tiempos que corren.
Respecto a sus discos, creo que sus mejores canciones están en el disco doble con Bunbury y en el último publicado "El Manifiesto Desastre". Pero vamos, para gustos colores.....
Muy buena descripción y articulo. Como ves, nos lleva a más de uno a poner atención en Nacho Vegas, un éxito.
Comandante, envíame tus escritos y los publicaré yo, asi no esperamos a Nacho.
vicioscaros@hotmail.com
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