lunes, mayo 14, 2012
En el ángulo muerto Vol. 146
Los recién llegados
Laertes se despertó sobresaltado, su mujer Pythia le zarandeaba con fuerza para llamar su atención.
- ¿Qué quieres mujer? ¿No ves que estoy dormido?
Se levantaba antes del alba y necesitaba dormir pues tenía que cebar la fragua y preparar la herrería para el día de trabajo que tenía por delante.
- No sé cómo puedes dormir…- dejó el comentario flotando en la oscura habitación durante unos instantes- con nuestros niños descansando aquí con nosotros.
La mujer señaló entre las tinieblas a los tres jóvenes que dormían en la misma estancia que sus progenitores, los animales descansaban en la habitación contigua.
- Pero, ¿qué quieres que haga? No ves que estamos cumpliendo con las normas básicas para cuando llega alguien a nuestra aldea.
- No entiendo cuál es el motivo por el que hemos tenido que dejarles dormir en el granero de nuestra aldea, imagínate que pretenden asesinarnos a todos y robar nuestras riquezas.
- No sé a qué riquezas te refieres –refunfuñó Laertes-, seguro que después del primer vistazo se dieron cuenta de que aquí no tienen nada que conseguir.
- En fin, la muerte de tus hijos caerá sobre tu cabeza y tendrás que rendir cuentas a los dioses cuando te corten el cuello.
Pythia se dio la vuelta y suspiró en la oscuridad, el herrero se quedó pensativo valorando la situación que se le presentaba.
- A ver si me entero –hizo una pequeña pausa como para coger aire-, quieres decir que los viajeros que han llegado esta tarde quieren acabar con nosotros.
- Eso mismo digo…
- Pero si son únicamente cuatro y solo han pedido refugio. Además, tenemos obligación ante los dioses de ser hospitalarios y ofrecer un presente para aquellos forasteros que lleguen a nuestras costas.
- Y eso hemos hecho, ¿no es así? Les hemos dado refugio, comida y compañía. ¿No crees que hemos cumplido?
- Desde luego, ¿qué pretendes entonces?
- Matarlos por la noche y deshacernos de ellos.
Laertes se incorporó sobre el lecho sobresaltado, parecía no dar crédito a lo que acababa de oír. Se frotó los ojos y retiró la tela que cubría la ventana para que penetrase algo de claridad desde exterior. La luz de la luna y las estrellas iluminó levemente la estancia, el hombre estaba ostensiblemente nervioso.
- Mujer, ¿es que quieres matarme?
- Será mejor que hagas algo si no quieres que nos maten esos recién llegados, estoy segura de sus malas intenciones.
- La verdad es que iban armados –Laertes se sujetaba el mentón al tiempo que reflexionaba-, quizás tengan algo de formación militar y puedan acabar con facilidad con nuestra aldea.
- O quizás se trate únicamente de una avanzadilla y después llegue el resto de sus compañeros.
- Mujer, ahora me haces dudar.
- Será mejor que te levantes y vayas a ver a Ajax, él sabrá qué hacer.
- ¿A estas horas?
- Debes hacerlo antes del alba pues los extranjeros pueden adelantarse.
- Tienes razón, me voy.
Laertes se levantó con un impulsó, se vistió y cogió de debajo de su jergón su espada corta. Salió al exterior y se adentró en la noche dirección a la morada de Ajax.
Nacho Valdés
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13 comentarios:
....pero allá donde voy
me llaman el extranjero...
Curiosa estampa la del fornido Laertes con ese arrabalero "...a ver si me entero..."
Saludos14M
Con que los va a matar? Todo el mundo sabe que en casa del herrero, cuchillo de palo.
¿En casa de Ajax se usa Ajax Pino?
¿En casa del Ajax juegan al fútbol?
En casa de Ajax escuchan Aha(x)
...Ajax tiene un perro: su nombre es Cruyff...
¿Que diablos es esto? ¿Twitter?
¿Quien diablos es Anónimo? Acaso un Holandés?
Desvarios prevacacionales??? Os hacen falta unas vacaciones amigos....
Abrazos.
GDB
Entonces César es holandés, herrero, anónimo y twitero.
Los visitantes son miembros de la Comisión Europea de visita de inspección en Grecia para hacer inventario...
Ahí empezó todo.
y tambien entre Mesalina X
Y golfus de Roma
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