lunes, diciembre 19, 2011

En el ángulo muerto Vol. 128



Vida bohemia

Hoy Alfonso me ha enfadado pues me he levantado alegre, contenta y con ganas de gustarle. Por eso le he pedido al servicio que me preparase algo moderno, algo acorde con mi personalidad para vestirme. Me han llevado el desayuno a la cama y, después de darme un baño aromático que me ha dejado la piel tersa como si fuese una adolescente, me han dejado sobre la cama, para cuando saliese del cuarto de baño, un conjunto con minifalda para que mostrase las piernas pues saben que es una parte de mi cuerpo que me gusta lucir. Alfonso se había levantado temprano y estaba desayunando cuando me acerqué por su espalda y le acaricié la nuca, después le di un beso y me dio la sensación de que daba un pequeño respingo. Yo creo que no fueron imaginaciones mías pues la dama de llaves le miró con descredito y después agachó la cabeza a sabiendas de que estaba observando al que iba a ser el próximo duque de la casa de Alba. No sé cuál fue el motivo por el que se mostró tan torvo a esa hora de la mañana pero después de ni tan siquiera fijarse en mis piernas ni decirme ningún halago, se fue a jugar al golf según él para rebajar los nervios que tenía de cara a la boda. La verdad es que me hubiese encantado pegarle cuatro gritos, incluso pegarle un bofetón, pero al final lo que he hecho es callarme. Una señorita como yo no tiene motivos para rebajarse a luchar contra un villano pues, estrictamente hablando y por mucho que me pese, Alfonso por el momento no es más que plebe hasta que nos unamos en santo matrimonio. Estuve a punto de llorar pero, lo que me salió del cuerpo fue irme para, por lo menos, meterle el susto en el cuerpo.
Acabé llamando a Cayetana que, como de costumbre, estaba libre. Le pedí que dejase a mi nieta con la cuidadora y que se viniese por el palacio para contarle lo que había sucedido. Para decir la verdad, debo reconocer que siempre será mi niña pequeña y que más que una hija es una amiga. Coincidimos en multitud de cosas y, como yo, es una artista frustrada con una sensibilidad excepcional para la percepción artística. Desde pequeñita le gustaba acompañarme a la ópera, a museos y demás actos a los que constantemente me invitaban. Incluso, aunque resultaba curioso en una niña tan pequeña, le encantaba ir a los toros y disfrutaba con las distintas suertes. De hecho, sabía distinguir cuando tocaba estoque o muleta o incluso cuando el picador salía ella reconocía por el bullicio y la música lo que iba a suceder. Cómo disfrutábamos por aquella época y cómo echo de menos lo inserta que estaba en la alta cultura del momento. Lo de ahora no se puede llamar ni cultura ni nada por el estilo, ya no se dan esos actos tan bonitos en los que la aristocracia y artistas coincidíamos constantemente. En fin, ahora son otros tiempos y es la televisión lo que rige la actualidad. Cualquier pelagatos puede erigirse como ídolo de masas y ya no se respeta a los que realmente tenemos una ascendencia y un patrimonio que supone un garante de nuestra posición.
El caso es que la acabé convenciendo de que nos fuésemos a Ibiza, siempre me gusta ir a menudo pero aprovechando que por esta época ha hecho buen tiempo he decidido que lo mejor sería poner tierra de por medio con Alfonso que me da la sensación de que últimamente no me valora lo suficiente. Hice que me preparasen el equipaje y que un coche nos viniese a buscar, insistí en que me metiesen un biquini y después de hacer cambiar el vehículo por otro más apropiado, pusimos rumbo a esa isla mágica que tanto me ha dado en la vida. La verdad es que con el trajín del viaje y demás se olvidaron los problemas que había estado arrastrando toda la jornada pero el único elemento negativo fue que, a la llegada al aeropuerto, ya se había corrido la voz de mi llegada y la terminal estaba plagada de periodistas. Malditos sean, siempre tienen que empañarme mis momentos más felices. Aunque, en esta ocasión, no me venía nada mal para que Alfonso se diese cuenta de que le había dejado en Sevilla mientras yo me iba a disfrutar de la playa. Me abrí paso entre ellos haciendo aspavientos y quejándome por el asedio al que me someten, así me aseguré de que saliese en todos los medios. Si es que no hay nada como tener respaldo mediático para provocar una reconciliación.

Nacho Valdés

4 comentarios:

raposu dijo...

Deberías poner una advertencia al principio "Este artículo puede herir su sensibilidad".

cristina dijo...

Ayyy!(suspiro)...quien fuera duquesa...

Sergio dijo...

Buen escrito aunque confieso que mi indiferencia ante el personaje REAL es tan grande que no me permite sumergirme en el tono burlesco del texto.
Como dice Xavi Castillo: "per mi com si es fica un florero per la figa".

paco albert dijo...

Excelente ejercicio de prosopopeya jajaj. No, en serio, de etopeya.
Espero que esta prospección psicológica del objeto narrado no tenga consecuencias. Lo digo porque hoy hablabas un poco raro...