¿Qué extraña fuerza guía tus manos por encima de las teclas blancas y negras?
¿Cuántas cuerdas vocales se te han partido en dos?
Seguro que no tantas como noches perdidas y puertas cerradas.
¿Cuántas veces se han recompuesto nuestras partes rotas para más tarde convertirse en malos recuerdos y finalmente en buenas canciones?
El viento me trae tus cantares aquí al borde del Turia, donde el tiempo es una carrera sin fin hacia el olvido.
Me llega tu alegría como un susurro con vocación de alboroto, como una pena que ya no apena nada.
Soy más feliz desde que escucho latir a la tristeza como un sonido pregrabado.
La ciudad de tu Chica de ayer sigue todavía dando la espalda al mar
Al igual que a ti, a mí siempre me curaron las canciones…
Siempre me curaron las canciones
Siempre me curaron las canciones
Siempre me curaron las canciones
Para Antonio, con retraso.
1 comentario:
A pesar del retraso, el escrito llega a su destino con la contundencia habitual.
Gran homenaje, enhorabuena.
Abrazos.
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