miércoles, julio 11, 2012

En el Backstage Vol. 34



Noche enemiga

Los conciertos de verano deparan increíbles sorpresas que, en muchas ocasiones, nos permiten disfrutar de grupos que de otra manera sería difícil o incluso imposible admirar. Es el caso de Los Enemigos que, tras diez años de separación, vuelven a la carga y deciden pasarse por la Feria de julio y los jardines de Viveros de Valencia. La ubicación, como siempre, inmejorable para disfrutar de la música y del buen rock que los madrileños llevan como estandarte.
Era indudable que el asunto iba a tener trascendencia pues parece ser que la comunidad enemiga es nutrida en tierras levantinas y, por supuesto, Josele y sus secuaces se iban a ver respaldados por la vieja guardia rockera que lleva afilando sus cuchillos desde que esta importante banda se separó allá por el lejano 2002. Aunque los cuerpos aguantaron de manera desigual el paso del tiempo pues los asistentes estaban un poco más calvos y rellenos, hay que decir que en contrapartida llevaron consigo las nuevas generaciones rockeras que, en muchos casos, disfrutaron del que era su primer concierto. Es el caso de mi hijo que, transportado en la tripa de su bella madre, pudo oír, que no ver, la primera actuación de su vida. Esperemos que sea la primera de muchísimas más. Pero, en fin, no nos pongamos sensiblones pues la noche del viernes 6 de julio era un momento esperado por toda la concurrencia para dejarnos llevar por las guitarras macarras y la personalísima voz de Josele que dota a Los Enemigos de ese punto extra que les hace tan diferentes y particulares.
Por desgracia iban a ser teloneros de Love of Lesbian (grupo al que no pude ver y del que no escuché ni un acorde) por lo que a las nueve, puntuales como relojes, estaban todos los integrantes sobre el escenario. Josele, con una presencia envidiable y tostado por el sol recibido durante la gira actual que les está llevando por distintos puntos de nuestra geografía, atacó la mítica John Wayne. Por supuesto esto supuso el delirio del personal que se dejó llevar por las guitarras distorsionadas y por la voz grave y profunda del artista. De todas formas, y al contrario que en otras ocasiones en las que había asistido a los jardines de Viveros, el sonido no fue todo lo bueno que se podría desear y la voz de Josele no brilló como en las distancias cortas y acústicas en las que había podido verle en los últimos tiempos. Las guitarras y la percusión comenzaron demasiado gruesas y el característico timbre vocal de Los enemigos perdió protagonismo hasta que, poco a poco y gracias a una mejor ecualización, las aguas volvieron a su cauce. De todas maneras, los temas más complicados se adaptaron sobre la marcha para que la exigencia no fuese tan elevada y, de esta manera, asistimos a unas cuantas canciones que se acoplaron a las exigencias sonoras del momento. Es decir, el show nos ofreció nuevos matices dentro del repertorio enemigo que encandiló a los seguidores. Ejemplo de esto fue la manera en que acometieron Yo, el rey, Antonio o incluso la misma John Wayne. Aún así, la noche fue evolucionando y, aunque por exigencias temporales muchas canciones imprescindibles se quedaron en el tintero, pudimos disfrutar con increíbles temazos como Septiembre, Brindis, La cuenta atrás, Alegría, Paracaídas, Dentro, la versión gamberra de Señora, Soy un ser humano y, por supuesto, una de las canciones más representativas del grupo, Desde el jergón.
La banda sonó como un reloj y, a decir verdad, parecía que nunca habían dejado de girar por la compenetración y la soltura con la que acometieron todos los cortes del set list. Josele se aplicó con la guitarra y, aunque llevaba el apoyo de Manolo Benítez, él mismo se encargó de muchos adornos y filigranas. Todo un espectáculo. Finalmente, cuando todos deseamos más, tuvieron que dejar espacio para las nuevas generaciones indies que ya se agolpaban para ver a sus nuevos ídolos con pies de barro. A mí me hubiese gustado un poco más, supongo que como a todos los fans, así que tendré que contentarme con re-escuchar sus viejos éxitos con la caja recopilatorio Desde el jergón. Una maravilla, como el concierto del otro día. Por cierto, dicen las malas lenguas que por la zona se había reunido la cúpula completa de los Corazones Hambrientos además del Comandante Stratocaster. Algo solo al alcance de los más grandes como Josele. ¡Larga vida a Los Enemigos!

Nacho Valdés

2 comentarios:

raposu dijo...

¡Cierto!, doy fe de que en Viveros estaba "Stratocaster 2,5G"... que pronto será 3G.

¡Larga vida a Los Enemigos, al rock y a todos los que pasábamos por allí!

laura dijo...

Cariño qué crítica más bonita! El concierto estuvo fenomenal y fue además muy especial pues, como bien dices es el primero de nuestro pequeñín que aún no ha nacido. Es dificil no disfrutar en un concierto en Viveros porque el sitio es super agradable, pero Los Enemigos lo hicieron fenomenal.
Un besazo a todos los que estuvimos!
Laura.