jueves, marzo 26, 2009

Confesiones Stratocaster Vol. 22

American woman

El sargento era casi tan grande y bruto como buena persona. No hacía mucha distinción entre romperte el esternón de un puñetazo o prestarte veinte duros para que fueras a ver a la novia. Estaba orgulloso de las insignias que llevaba y esperaba que todos estuviéramos a su altura.

Podía perdonártelo casi todo, incluido fugarse contigo de borrachera si no le tocaba de semana pero… no se te ocurriera dudar cuando había que demostrar que pertenecías a la C.O.E. Si él decía que se saltaba de un camión en marcha, mejor no mirar donde caer. Si decía que había que huir monte arriba arrastrando la mochila, mejor no preguntar dónde coño estaba el enemigo.

Pues, a pesar de todo ello, juro que en una ocasión de su cuarto salía una música electrizante, contagiosa, y el sargento se movía a su compás. Al final resultaba que no era más que un humano… aunque un poco metálico.

5 comentarios:

Nacho dijo...

Muy buena la historia del Sargento Chusquero, veo que lo que Clint Eastwood llevó al cine con el Sargento de Hierro tiene su contrapartida hispánica.

Por otro lado y como siempre, la anécdota está acompañada por un clásico de la historia del Rock.

Me ha gustado mucho. Enhorabuena.

Besos.

Anónimo dijo...

Grande canción sin lugar a dudas, mejor, al menos para mi, que la de Lenny Kravitz.

G.D.B dijo...

Buena historia, buen tema y gran papel de Clint.

laura dijo...

Me parece que ese sargento era un gran tipo, a mi me cae bien.
Un besazo.
Laura.

Sergio dijo...

Esto es un temazo, sin duda. Tiempo atrás el pelmazo de Kravitz hizo una buena versión del tema. Nada supera al original.
SALUDOS.